Día 1 (Lunes)
Tavira
Después de un largo Domingo de coche, y como es habitual, un recibimiento pasado por agua, por mucha agua, la semana por tierras portuguesas, empezaría con un recorrido que nos llevaría a visitar: Tavira y Faro.
Decir, que nuestro campo base, estaba ubicado en Portimao, más concretamente en Praia da Rocha
Nuestra primera parada, seria la localidad de Tavira, lugar que nos sorprendió muy positivamente, ya que nos transportó a un viaje anterior, en nuestros recuerdos. Haciendo de esta ciudad, una visita todavía más especial si cabe.
Tavira, se trata de una bella ciudad, de aproximadamente unos 20.000 habitantes, atravesada por el río Gilao.
Ciudad preciosa, con sus casas de blanco reluciente, que la dotan, de una luz especial.
Cuando llegamos a la ciudad, decidimos apartarnos un poco del centro, y aparcar en una zona residencial. Para así, bajar por sus calles, mezclándonos con sus gentes, y sintiendo la verdadera Tavira, un poco más cerca.
El primer punto en el que nos entretuvimos con la cámara, fue el puente sobre el río Gilao.
Puente muy fotogénico, y donde te puedes parar un rato a escuchar alguien que este cantando un fado, o en nuestro caso, había unas personas de una asociación pintando al óleo, o simplemente relajarte viendo el ir y venir de locales y turistas.
Una vez disfrutado del río, y antes de visitar la zona musulmana de la ciudad, decidimos salirnos de lo normal, y perdernos por las calles traseras al ayuntamiento.
La verdad, Tavira es una ciudad, para tirar los mapas o rutas, y perderse por ella.
Ahora sí, toca la parte más asombrosa de este lugar, la parte musulmana. Ascendimos hacia el castillo, por empinadas callejuelas, que nos regalaban vistas increíbles Tavira, así como fotos únicas.
Su castillo es de influencia islámica y musulmana, es de pequeño tamaño, pero no por ello menos bonito. Lo que ofrece al visitante, es una visión privilegiada de toda la ciudad.
Llegados a este punto, de la jornada y después de haber pateado Tavira por completo, llega el momento de coger fuerzas, para poder continuar. Además, el calor se empezaba a dejar notar, y la sed, apretaba más que el hambre.
No podemos recomendar un sitio para comer en Tavira, ya que en esta ruta por el Algarve, tiramos de bocadillo a la hora de la comida, para no ir esclavizados al reloj.
Una vez que ya tenemos el estómago lleno, decidimos ir a la isla de Tavira. Bueno, llegamos hasta el punto donde se coge el barco, que te lleva hasta ella.
No teníamos planeado en ese momento pasar un día de playa, ni llevábamos bañador. Es más, no sabíamos, si por las fechas en las que hicimos el viaje, habría barco.
Sí, si había, pero lo único, porque todo lo demás que rodea el embarcadero estaba cerrado hasta Junio.
Deciros, que la isla de Tavira, tiene 11 kilómetros de longitud, y que forma parte del Parque Natural de Formosa, y que el acceso en barco, cuesta 5 €.
Dicho esto, fuimos a nuestra siguiente parada, Santa Luzia.
Se trata de una pequeña zona pesquera, de unos 4 kilómetros cuadrados, donde sus habitantes, son especialistas en capturar pulpo.
Santa Luzia, al igual que Tavira, es un lugar precioso, de pequeñas casas de planta baja, y estrechas callejuelas. Aquí también lo baña todo el color blanco, pero a diferencia de Tavira, se pueden ver casas con recubrimiento de azulejo.
En su puerto, puedes coger barcos turísticos con los que recorrer sus aguas, o comer, en uno de sus restaurantes.
Se trata de una localidad pequeña, la cual, pronto recorres, pero no por eso, debes dejar de visitarla.
Si vas por la mañana, cuando los barcos llegan cargados de pulpo, dicen que es cuando se ve la Santa Luzia de verdad.
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